En una modesta cocina de Caracas, nace la tradición. Rosa perfecciona cada receta con la dedicación de quien entiende que la comida es amor hecho tangible.
Todo comenzó en 1987, en una pequeña cocina familiar donde la abuela Rosa molía el maíz a mano cada madrugada. El aroma de las empanadas recién fritas despertaba al barrio entero.
